Aunque dejar las cosas para el último minuto ya forma parte nuestra idiosincrasia, procrastinar puede ser una seña de ansiedad, y un trastorno del comportamiento serio.
Más que una simple mala costumbre, procrastinar (la acción deliberada de posponer las obligaciones hasta el último minuto) es un trastorno del comportamiento que afecta a personas de todas las edades y profesiones. La palabra viene de las palabras latinas pro, adelante, y crastinus, relacionada con el futuro.
Existen muchas razones por las que una persona puede convertirse en “procrastinadora”: mal manejo del tiempo, miedo a no completar correctamente la tarea por excesivo perfeccionismo, o incluso baja tolerancia al fracaso y falta de concentración.
Lo cierto es que para muchos expertos la procrastinación es “la epidemia de nuestros días”, pues posponer tareas a menudo conlleva a mayor nivel de estrés y ansiedad.
¿Qué tan procrastinador soy?
Responda sí o no según qué tan identificado se sienta con las siguientes ideas.
Si su diagnóstico no fue alentador, estos doce pasos le ayudarán a dejar atrás la procrastinación:
Organícese: el desorden hace que pierda sus objetivos más rápidamente. Un espacio ordenado le ayudará a tener una mayor productividad.
Mantenga sus proyectos y objetivos en un solo lugar: una agenda, cuaderno, o archivo en su computador con todas sus actividades le permitirá organizar su tiempo de forma más eficiente.
Priorice: no todos sus proyectos son igual de importantes, así que determine, antes de empezar, qué es lo que debe terminar primero.
Establezca periodos de tiempo para cada tarea: asigne el tiempo específico que le tomará terminar cada una de sus obligaciones. Ese tiempo, destínelo en un 100 por ciento a lo que debe realizar.
Defina cuándo está terminada su tarea: si conoce exactamente cómo debería verse su objetivo, le será más fácil cumplir con cada una de sus metas.
Sea realista: no se comprometa con demasiadas cosas, ni se ponga metas muy difíciles de cumplir.
Póngase plazos: determine una fecha límite para cada tarea. Escoja plazos que sean realistas, pero que tampoco superen el tiempo necesario para lo que debe hacer.
Paso por paso: “desmenuce” cada tarea y determine cada uno de los pasos que se requieren para completar su tarea.
Prepárese para el futuro: dedicar una pequeña parte de su tiempo libre a adelantar tareas futuras le permitirá relajarse después, y así será menos difícil empezar algo nuevo.
Termine primero lo que menos le gusta hacer: una vez ha completado la más incómoda de sus tareas, le será más fácil concentrarse en el resto.
No se obsesione con lo ya terminado: Si ya terminó lo que tenía que hacer, no se quede pensando en lo que pudo haber hecho. En el mejor de los casos podrá modificarlo después.
No se deje distraer: Facebook, Twitter y Youtube son para muchos “armas de distracción masiva”. No permita que se interpongan en su trabajo y consúltelas solamente cuando ha terminado lo que tiene que hacer.
Foto: hablandoclarocr
Felipe Arias | Cartel Urbano
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